viernes, 4 de septiembre de 2009

40 años y contando

viernes, 4 de septiembre de 2009
Hoy se celebran 40 años del Metro de la Cd. de México, la salvación de muchos y el infierno de algunos, pero que desde entonces se ha convertido en algo esencial para la ciudad. No por nada fue inspiración para Chava Flores, Rockdrigo, Estrambóticos, Los lagartos, y demás.
Cada viaje resulta ser la ocasión perfecta para leer, irónicamente y a pesar del bullicio cotidiano, es el lugar perfecto para concentrarse o para echarse una siesta.
El malquerido metro del DF ha sido testigo de la transformación, su llegada fue el reflejo de la modernidad de México aunque ahora ya necesita una manita de gato técnica para tener la calidad necesaria para estar al nivel de los mejores del mundo. Pero claro, eso se muy difícil porque el metro se convirtió en el mejor pretexto del populismo de los políticos, mejor gastar en otras cosas que en mejorar las instalaciones, los trenes y el servicio.
Testigo silencioso también lo ha sido, mientras los trenes hacían su recorrido habitual, un 19 de septiembre de 1985 tembló la tierra en el DF, todo se paralizó y edificios fueron cayendo; y desde las entrañas el metro y sus pasajeros escucharon los derrumbes con el miedo de que no sucediera nada mientras esperaban a que el inicio del infierno terminara. Y a pesar de la terrible intensidad del terremoto que cambió a la capital para siempre, y de tiempo que duró, las instalaciones se mantuvieron intactas, aunque se suspendió varios días. En esos días el metro era el mejor medio de transporte, la ciudad estaba casi desecha; las paredes de los vagones y de los andenes se convirtieron en esquelas donde la gente pedía ayuda para encontrar al familiar desaparecido.
En las instalaciones del metro han habido suicidios, accidentes, asaltos y no sé qué más acontecimientos, pero cada uno se ha convertido en parte de la cotidianeidad de la vida de este transporte. Y final de cuentas, queriendo o no, el metro es parte de la historia personal de cada pasajero que día a día viaja ahí.
Lo podemos maldecir y hablar pestes de él, pero ¿QUÉ DIABLOS SERÍA DE NOSOTROS SIN EL METRO?

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